Las nietas de Juliana En el día de la mujer paraguaya, un recuento por la vida de las mujeres que abrieron paso a los derechos de las mujeres en Paraguay.
En el día de la mujer paraguaya, un recuento por la vida, luchas y conquistas de Juliana, las concepcioneras, Ramona Ferreira y Serafina Dávalos, las mujeres que abrieron paso a los derechos de las mujeres en Paraguay.
Las herederas de Juliana
Juliana fue una mujer indígena que vivía en parte del territorio que hoy es Paraguay, con su comunidad, con sus reglas, en armonía con la naturaleza, hasta que en 1537 llegaron los españoles con sus espejos, sus caballos y sus armas e implantaron un sistema violento de explotación tanto para mujeres y varones. Pero la explotación para las mujeres fue distinta, pues además de trabajar por la mañana en el campo, por las noches sufrían violaciones por parte de los españoles.
Las mujeres indígenas fueron entregadas cual si fueran objetos a los españoles para sellar un pacto de fraternidad entre indígenas y españoles, llamado cuñadazgo. En la historia oficial se cree que dicho proceso fue pacífico y sin resistencia cuando en realidad hubo varios levantamientos indígenas, entre ellos el de la India Juliana.
Juliana se rebeló contra el poder de su amo español y lo asesinó, pero no fue con las armas, la espada o la fuerza, sino con lo que milenariamente tuvieron las mujeres, su conocimiento: utilizó las hierbas de monte, los yuyos, y lo envenenó.
Además, Juliana tuvo la osadía de contarle esto a las demás mujeres indígenas, animándolas a rebelarse contra el poder de sus amos españoles. Cuando esto llegó a oídos de los españoles, la apresaron y ajusticiaron de manera que fuera una lección para las demás mujeres y que estas no replicaran lo que hizo Juliana.
Y aunque ella no lo haya visto, un montón de mujeres a lo largo del tiempo siguieron su ejemplo y se rebelaron contra el amo, contra el patriarca y se volvieron históricas, y hoy nosotras, sus nietas, lo seguimos haciendo.
Las concepcioneras
A inicios del 1900, Paraguay se encontraba tratando de estabilizarse, luego de enfrentarse a 3 países en la Guerra contra la Triple Alianza, conformada por Uruguay, Brasil y Argentina. Durante la Guerra de la triple alianza hubo una asociación de varones paraguayos exiliados en Argentina que decían que la guerra era contra el mariscal Francisco López y no contra Paraguay, uno de esos varones fue José Segundo Decoud quien fue candidato al senado en las elecciones de 1901.
En ese tiempo la manera de votar era distinta pues se realizaba de manera pública a viva voz, eso daba margen a que hubiera coacción y violencia, según las noticias de la época, muchas personas fueron amenazadas para votar por tal o cual candidato.
José segundo Decoud fue electo en dichas elecciones que fueron consideradas fraudulentas por la opinión pública, ahí aparecen nuestras queridas damas concepcioneras, el 25 de mayo de 1901, 36 mujeres, enviaron un telegrama al Congreso Nacional que decía:
“Damas paraguayas expresan su sentido pésame por incorporación de Senador traidor. Firmaron con: Dios proteja destino Patria”.
¿Por qué Dios proteja destino Patria? Porque las mujeres no contaban con capacidad de decisión política, ni con derechos civiles o políticos, dicho acto desató un revuelo a nivel nacional, pues fue la primera vez que se debatió en Paraguay sobre feminismo y sobre el rol y los derechos de la mujer. En los periódicos más importantes del país los varones se expresaron acerca del rol “natural” de la mujer, con los hijos y la casa, y que esta no debía entrometerse en política. Incluso pidieron que se despidiera al director del correo paraguayo de telégrafos.
Así como Juliana las concepcioneras se rebelaron contra el orden patriarcal establecido y marcaron la primera irrupción de las mujeres en política, este hito representó un antes y un después en la lucha por nuestros derechos civiles y políticos.
Ramona Ferriera
Oriunda también de Concepción, fue la primera periodista, feminista y librepensadora del siglo 20, dirigió su propio diario llamado “La voz del siglo” en 1900, además de dirigir el diario, lo editaba y distribuía. Allí abogaba por los derechos civiles y políticos de la mujer, también criticaba la influencia de la Iglesia Católica en las costumbres paraguayas, específicamente en lo que a la mujer se refería, pues en aquel entonces la Iglesia publicó un Concilio en el cual calificaba a las mujeres como animales sin alma. Por supuesto, los grupos católicos no se hicieron esperar y no escatimaron fuerzas para atacarla, además de humillarla públicamente, asaltaron y sabotearon su casa y su imprenta, logrando que la cerrara en 1904.
Ramona como si fuera una bruja, cuyos poderes estaban en su mano, en la pluma y el papel, corrió la misma suerte que otras mujeres de siglos atrás, pues grupos violentos la quemaron viva mientras estaba en la casilla donde vivía.
Cuando decimos “Iglesia y Estado asunto separado” recordemos quién fue la primera mujer paraguaya que elevó la voz en pos de dicha causa, fue Ramona Ferreira, nuestra bruja paraguaya.
Serafina Dávalos
La primera mujer abogada del Paraguay fue una destacada feminista del siglo XX, se graduó con una tesis llamada “Humanismo” porque Serafina afirmaba que el feminismo equivalía al humanismo, porque buscaba la igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres, además, hizo una fuerte crítica al sistema político, legal y cultural del Paraguay.
Serafina ya en el 1900 establece la diferencia entre lo biológico y lo cultural, en su tesis criticaba que a la mujer se le adjudicara exclusivamente la función de criar hijos, y que se le cargara con la maternidad; además, abordó la importancia de que las mujeres pudieran acceder a la educación y posteriormente a una profesión, porque argumentaba que para la liberación de la mujer era clave la independencia económica.
Serafina propuso una división igualitaria de roles en la casa, y resaltó la necesidad de elegir igualitariamente a varones y mujeres, pues en aquel entonces las mujeres no contaban con derechos civiles y políticos, es decir, no eran consideradas ciudadanas. Justamente por esa razón, al culminar su carrera, y abrir su propio estudio jurídico, tuvo que pedir a su hermano Nicasio, quien no contaba con estudios universitarios, que trabajará con ella, pues necesitaba una figura masculina para poder ejercer el derecho por ser mujer.
Desde 1919 hasta los 50, fundó y militó en varios grupos y organizaciones feministas y sufragistas, aunque nunca se haya enunciado como feminista sino como humanista. Con el argumento de que las mujeres debían acceder a la educación en 1908 fundó la escuela mercantil de niñas y luego la escuela de Comercio, con la consiguiente aparición en las oficinas de las mujeres secretarias, contadoras, taquigráficas, entre otras. La docencia la llevó a volver a la Facultad de Derecho siendo por décadas la única mujer en ocupar dicho cargo.
Por las noches Serafina se reunía con varones intelectuales de la época que la apodaron como “la reina de la colmena” por ser la única mujer y porque se destacaba entre ellos.
Durante gran parte de su vida nuestra reina de la colmena vivió con su amiga o “dama de compañía”, Honoria Baliran, quien, podemos deducir, fue su pareja. Declararse como lesbiana en ese tiempo y hasta ahora, hubiera puesto en riesgo su trabajo, y su integridad, por eso mismo y por sus creencias anticlericales hasta hoy no se sabe dónde está su tumba.
Incluso después de que murió Serafina su hermano demandó a Honoria, porque supuestamente la llevó por “mal camino”, “le sacó toda su fortuna y la dejó morir”.
Serafina se atrevió a pensar, opinar e irrumpir en espacios exclusivamente masculinos y además de eso, hizo escuchar su voz, por muchísimo tiempo la historia la condenó al olvido, y fueron las las mujeres quienes se encargaron de rescatar su legado. Seguir haciéndolo es una deuda que tenemos con ella y con sus compañeras.
Preservar la memoria histórica es clave para reconocer el acumulado político de estas mujeres, y acabar con la invisibilidad a la cual nos condenaron en la historia paraguaya, porque estuvimos siempre presentes, luchando por espacios diversos que hoy ocupamos. Este 8 de marzo, por sexto año consecutivo, las mujeres paraguayas marchamos por nuestros derechos laborales y contra todas las violencias machistas.
¡Somos las nietas de Juliana!
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