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Un estudio reciente confirmó la alta presencia de la lengua guaraní en la denominación de lugares en nuestro país, tanto en los accidentes geográficos como en las divisiones políticas, lo que evidencia el profundo arraigo de esta lengua en un elemento fundamental como es el nombre que le asignamos a nuestro hábitat, nuestro entorno de convivencia, el lugar con el que nos identificamos como seres sociales.
Una investigación reciente denominada “La toponimia en lengua guaraní del Paraguay”, realizada por la Dirección General de Investigación Lingüística (DGIL) de la Secretaría de Políticas Lingüísticas (SPL) y que consistió en la identificación de todos los topónimos, entre accidentes geográficos y divisiones políticas, cuya denominación incluya el idioma guaraní oficial, arrojó el contundente dato de un total de 3.945 topónimos expresados en la lengua nativa.
Asimismo, la investigación incluyó la actualización de la escritura de cada uno de estos nombres propios de lugares, teniendo en cuenta que un total de 3.103 (79 %) requirieron la adecuación ortográfica, asumiendo las nuevas reglas de escritura oficiales aprobadas por la Academia de la Lengua Guaraní.
La adecuación de la expresión escrita responde a lo estipulado en el art. 21 de la Ley 4251/10 “De lenguas” sobre el respeto a la toponimia: “Se conservarán en guaraní y en otras lenguas indígenas los nombres de poblaciones, ríos, cerros y otros accidentes geográficos. (…) Dichos topónimos serán escritos con el alfabeto propio de la lengua correspondiente”.
NOMBRES EN GUARANÍ Y BILINGÜES
De los 17 departamentos existentes, diez tienen presencia del idioma guaraní en su denominación, de los cuales ocho están netamente en guaraní y dos en bilingüe, es decir, combinado con el español: Guaira, Ka’aguasu, Ka’asapa, Itapúa, Paraguari, Amambái, Kanindeju, Ñe’ẽmbuku, Alto Parana y Alto Paraguái.
Del total de 263 distritos, la investigación constató que 88 están expresados en guaraní o bien su combinación con otras lenguas. Algunos de los distritos más conocidos cuyos nombres están en guaraní son: Yvyja’u, Takuatĩ, Yryvukua, Jata’ity, Atyra, Piraju, Tovatĩ, Ka’akupe, Kapi’ata, Karaguatay, Tembiaporã, Pirapo, Kambyretã, Ka’apuku, Javevyry, etc.
La denominación en guaraní de barrios lidera el ranking en cuanto a cantidad, ya que la investigación confirmó un total de 1.751 casos. Algunos de estos nombres en guaraní son: Ka’akupemi, Mbokajaty, Kurusuñu, Ko’ẽporã, Takuára, Jatevo, Aguaray, Yvaroty, Piray, Pindoty, Yvype, Volakua, Mboi’y, etc.
Los recursos hídricos, especialmente el caso de arroyos, tienen una alta presencia del guaraní en su denominación. Esta investigación constató un total de 1.398 arroyos con nombres en guaraní, algunos de los cuales son: Guasu, Yaguy, Karẽ, Jukyry, Charara, Javevyry, Mbutuy, Hũ, Piray, Tapirakuãi, Morotĩ, Pytã, Vera, Jukeri, Yakã, Jakarey, Pirivevúi, Pikyry, etc.
Una riqueza única representa la lista de nombres de animales usados para denominar distintos topónimos, algunos de ellos son: Jatevu, Jakare’i, Jaguakái, Jurumi, Mborevirugua, Gua’akua, Toro’akã, Panambi, Mbarigui, Mburika, Ñandukua, Mboikua, Vakahũ, Pakukua, Ñahatĩ, Mbopikua, Toroñu, Mboi’y, Ysau, Jakare, Jakarekua, Mainumby, Karumbey, Jaguajere, Kavaju’akãngue, Torokua, Karaja, etc.
CURIOSIDADES
Se registra una larga lista de topónimos en guaraní que llaman la atención por su significado. Entre ellos se encuentran Mbaraka (guitarra), So’okangue’i (huesito), Juruhéi (enjuagarse la boca), Kerambu (roncar), Tujukua (lodazal), Ojopoi (se separan), Jovere (chamuscar), Tatukua (nido de armadillo), Ñemi (en secreto, a escondidas), Jere (vuelta), Carbón-kue (fue carbón), Hakuvo (calor húmedo), Toro’akã (cabeza de toro), Jaguajere (vuelta de perro), Ollarugua (el fondo de la olla), Torokangue (hueso de toro), etc.
Asimismo, algunos topónimos en guaraní se destacan por poseer significados muy descriptivos y de alto contenido poético. Como ejemplos se pueden mencionar Pejupa (vengan todos), Ñepytyvõ (ayuda, apoyo), Ñanemaitei (nuestro saludo), Torypa (alegría plena), Jerovia (confianza), Tembiaporã (quehacer), Vy’apaguasu (gran felicidad); Mbo’ehára (maestro); Ko’ẽrory (amanecer alegre), Tupãrenda (morada de Dios), etc.
Existe una larga lista de arroyos con nombres en guaraní cuyos significados son muy llamativos. Entre estos se destacan Mboi’akãngue (lo que fue cabeza de serpiente); Mboituruñe’ẽ (silbido de serpiente); Sapatupe (zapato ancho/chato); Desgracia-kue (donde ocurrió una desgracia); He’ẽ (dulce); Mba’ejuru’atã (aquello que tiene la boca dura); Kuãirũ (anillo); Poromboye (aquello que causa diarrea), entre otros.
La lista sigue con Andai (calabaza); Ovecha (oveja); Poromokõ (aquello que traga); Kuñapiru (mujer flaca); Kambuchi (cántaro); Añaretã (el país del diablo); Kachi (órgano sexual femenino); Guaigui (anciana); Patula (espátula); Mboijagua (ser mitológico de la cultura paraguaya); Opívo (desnudo/a); Pakova (banana); Py’aka (shock traumático producido por el golpe en la boca del estómago); Ka’ihópo (flequillo de mono), etc.
Una siguiente etapa de la investigación que podría resultar muy pertinente sería indagar sobre las motivaciones que han influido en las personas para terminar bautizando con estos nombres tan peculiares los distintos cauces hídricos y que luego terminaron instalándose en la memoria colectiva de los lugareños.
ORALIDAD DESCRIPTIVA
Una característica propia de la lengua y la cultura guaraní es su condición de oralidad, reflejada también en la denominación de lugares. De ahí la larga lista de topónimos cuyos significados son descriptivos en un cien por ciento, es decir, el referente está en relación directa con el nombre propio.
Algunos ejemplos que confirman este fenómeno son: Yro’ysã (agua fría); Pirity (juncal); Tujupuku (lodazal largo); Pindoty (conjunto de palmeras); Mbokajaty (cocoteros); Aguapey (el agua del camalote); Yvu (naciente de agua); Ykuaporã (manantial hermoso); Ka’aguykupe (detrás del bosque); Yvypytã (tierra roja); Jahapety (conjunto de pajas); Ita’angu’a (piedra que tiene la figura de un mortero); Ñukañy (donde desaparece el campo), Karẽ (curvado), Vera (brillante), etc.
Otro elemento en el que se refleja la condición de oralidad de esta lengua son las onomatopeyas que se convirtieron en topónimos. Como ejemplos se pueden citar Charara, Tororõ, Terere, Ytororõ, Charara’i, Syryryka, Chololo, Pararã'i, Kororõ'i, Mbururu, entre otros.
A pesar de no constituir un objetivo de la investigación, en el proceso de elaboración se indagó sobre el origen y significado de los topónimos expresados en guaraní. Así, tras consultar algunas bibliografías sobre la toponimia guaraní, se constató que el nombre de lugar Piraju es una palabra compuesta creada con la unión de “pira” (pez) y “ju”, una contracción de “sa’yju” (amarillo), es decir, “pez amarillo”, en referencia al dorado.
Otro ejemplo es Ka’aguasu, una palabra compuesta que viene de “ka’a” (yerba, monte) y “guasu” (grande), refiriéndose al monte grande. Sucede lo mismo con Ka’asapa, que viene de “ka’a” (yerba, monte), y “sapa” de “hasapa” (cuando se termina de cruzar); es decir, Ka’asapa significa “detrás del monte” o “cuando se termina de cruzar el monte”.
El topónimo Kanindeju viene de “kaninde” (nombre de un guacamayo) y “ju” de “sa’yju” (amarillo), refiriéndose al guacamayo de color amarillo. Otro caso es Yaguy, un término compuesto que viene de la unión de tres palabras: “y” (agua), “a” (fruto) y “guy” (debajo de), refiriéndose al arroyo que corre debajo del fruto del arbusto denominado inga, que generalmente crece a orillas de los arroyos.
TRABAJO CONJUNTO
Cabe mencionar que para la realización de este trabajo de investigación fue fundamental el apoyo de la Dirección del Servicio Geográfico Militar (Disergemil), entidad que proporcionó todos los datos referentes a los nombres de lugares y que están registrados en los documentos de la entidad cartográfica oficial.
Asimismo, fue clave el aporte de la Academia de la Lengua Guaraní, teniendo en cuenta que es la entidad reguladora de la normativa para la correcta escritura en guaraní. Específicamente para este proyecto, la ALG dictaminó sobre algunos puntos clave que hacen a la escritura de topónimos.
La investigación consistió, además, en una exhaustiva clasificación de los casos de topónimos en guaraní y su combinación con otras lenguas de todas las divisiones políticas y accidentes geográficos (departamento, distrito, barrio, barrio suburbano, comunidad indígena, asentamiento, compañía, colonia, río, riacho, brazo, arroyo, lago, laguna, isla, estero, zanja, cerro y cordillera).
Este trabajo investigativo demostró la viva presencia del guaraní en las diferentes denominaciones de lugares en todo el territorio nacional. Asimismo, la clara necesidad de una actualización y unificación de la escritura de estos topónimos con presencia del guaraní oficial.
Arnaldo Casco Villalba, arnaldo.casco@nacionmedia.com - Fotos: gentileza/archivo
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