Nota de Guarani Renda: Éste es el texto de la primera parte de una conferencia brindada por su autor en la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional del Este (Ciudad del Este, Paraguay), el 14 de noviembre de 1997. La segunda parte es El idioma guaraní en el Mercosur.
Primeros contactos con el idioma castellano
Para hablar de los primeros contactos del idioma guaraní con el castellano, debemos remontarnos al año 1524, en que Alejo García descubre el Paraguay. Luego, en 1537, Juan de Salazar funda Asunción, iniciándose con ese hecho una incesante relación de interacción entre ambas lenguas.
Un aspecto significativo en esa relación constituye el hecho de que los conquistadores de esta parte del Continente, se aliaron con los nativos. Domingo Martínez de Irala, por ejemplo, se casa con la hija del cacique Mokirasê, y para completar su política de convivencia pacífica con los nativos, aprendió el guaraní y lo habló con toda regularidad en su vida de relación. Muchos de sus compañeros lo imitaron en esa conducta, casándose con jóvenes mujeres de aquella primitiva sociedad, y así la mujer aborigen guaraní amamantó al paraguayo mestizo y le dio su idioma.
El bilingüismo paraguayo
La unión del español blanco que llegó a esta parte del Continente, con la mujer aborigen guaraní, produjo el mestizo paraguayo. Mientras tanto, el hijo del padre y madre español, nacido aquí, es el que conocemos como el "paraguayo criollo".
El mestizo, desde que empezó sus primeros balbuceos, fue influenciado por la madre que le hablaba en guaraní, mientras el padre, por supuesto, le hablaba en castellano. Siempre predominó en ese hijo mestizo el apego hacia el idioma guaraní, su lengua materna, y el primer conflicto lingüístico con que tropezó ese niño mestizo paraguayo fue cuando salió de su entorno familiar y tomó contacto con el entorno social para su alfabetización, la que inicia en lengua castellana.
En ese sentido, el paraguayo criollo no tenía inconvenientes, ya que su lengua materna siempre fue el castellano. El problema se planteaba con el paraguayo mestizo, al pretenderse alfabetizarlo en una lengua que no era su idioma materno. De todos modos, el paraguayo criollo no estaba excento del problema lingüístico, ya que de repente, al salir también de su entorno familiar, se encontró con la influencia del idioma guaraní, hablado entonces por una cantidad superior de niños mestizos, frente a los criollos que eran menos.
Así, de este contacto de las dos lenguas, de su interaccionar permantente y de sus recíprocas interferencias, nace con el mismo paraguayo nuestro bilingüismo, con las características apuntadas. Nuestro sistema educativo siempre se hizo sobre la base de ignorar la existencia incuestionable del idioma guaraní, pretendiéndose alfabetizar a los niños paraguayos en castellano, sean ellos criollos o mestizos. Este craso error de nuestra política educacional pública, en el sentido de no asumir nuestro bilingüismo, error que hemos arrastrado hasta el año 1994, es la causa fundamental de nuestra incompetencia lingüística.
Así como nunca se enseñó oficialmente el guaraní, nunca dejó de tener vigencia en la comunicación diaria, familiar, informal, del paraguayo mestizo; y pronto se proyectó esta influencia sobre el paraguayo criollo. Por este motivo, salvo contadas excepciones, el paraguayo nunca manejó con soltura el castellano; y como tampoco nunca se le enseñó el guaraní, nunca tuvo la competencia lingüística que normalmente tiene un monoparlante o bilingüe coordinado.
Época de la Colonia
En esta época tuvieron su participación, muy importante por cierto, tanto los franciscanos como los jesuitas. Pero estos últimos, miembros de la Compañía de Jesús, fueron los que más contribuyeron para la difusión del idioma guaraní entre los españoles. Para lograr más fácilmente el objetivo de difundir el mensaje de Cristo entre los Guaraní, tuvieron que estudiar y aprender el idioma nativo.
En el año 1600, cuando llegaron aquí los primeros jesuitas (Simón Masseta y José Cataldino), el idioma guaraní era hablado desde las costas del Caribe, gran parte del Brasil, Uruguay, Paraguay, Corrientes actual, hasta los contrafuertes andinos, a orillas del Parapití, donde habitaban los Chiriguano.
Cuando aprendieron el guaraní, entonces eminentemente oral, se dieron cuenta de la necesidad de profundizar en su conocimiento. Lo estudiaron, le dieron una escritura latina, esbozaron una gramática, y lo convirtieron en lengua escrita. (Antonio Ruiz de Montoya, el más destacado, 1585-1952).
Primeras literaturas en guaraní
Las primeras literaturas en guaraní aparecieron en esta época, más o menos en este orden cronológico:
Año 1588: Catecismo en Guaraní, por Fray Luis de Bolaños.
Año 1639: Tesoro de la Lengua Guaraní, por Antonio Ruiz de Montoya.
Año 1640: Arte y Vocabulario de la Lengua Guaraní, por Antonio Ruiz de Montoya.
Año 1705: Sermones en Guaraní, del Padre José Serrano.
Año 1724: Catecismo y Sermones, por Cacique Nicolás Yapuguái.
Los jesuitas tuvieron su imprenta propia en las Misiones, y en ella se imprimieron estos primeros libros en guaraní, con excepción de los de Ruiz de Montoya, que fueron impresos en España.
Época de la Independencia
Cuando los próceres de nuestra independencia prepararon nuestra emancipación política, utilizaron el guaraní como efectivamente se le llamó después: El idioma confidencial de los paraguayos.
Cuando Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe y otros compañeros tuvieron el propósito de copar el Cuartel de la Plaza, como primer paso del plan revolucionario independentista, tomaron contacto en la noche del 14 de mayo de 1811 con el Oficial de Guardia, Mauricio José Troche, y mediante un santo y seña expresado en guaraní, pudieron entrar al Cuartel.
Este hecho, sencillo pero significativo, nos permite expresar junto con otros historiadores, que el primer capítulo de la historia del Paraguay independiente, fue escrito en guaraní.
Época del Dr. José G. Rodríguez de Francia
El Dr. José G. Rodríguez de Francia entendió ya entonces que el idioma guaraní era uno de los más fuertes factores de cohesión social entre los paraguayos. En su lucha por afianzar nuestra independencia ante los países vecinos, utilizó el guaraní en cuantas circunstancias le cupo.
Llegó inclusive a utilizarlo en forma oficial, ya que acostumbraba enviar sus cartas con instrucciones oficiales en guaraní a sus Delegados de Frontera. Fue un gran propulsor del avañe'ẽ.
Durante su gobierno, Anastacio Rolón, escribió el primer himno patriótico en guaraní. Alguien, para congraciarse, o tal vez para difundir entre los países vecinos, tradujo al castellano ese himno, pero el propio Dr. Francia se encargó de aplastar la iniciativa. Sostuvo que el paraguayo debía entonar siempre su Himno Nacional en su lengua autóctona.
En esta época, los nombres de pila en guaraní eran de uso muy común y generalizado. Las mujeres llevaban generalmente nombres de flores en guaraní.
Durante la guerra contra la Triple Alianza
Durante la guerra de 1865 a 1870, el guaraní fue una poderosa arma; un arma invencible a la que sólo tenían acceso nuestros compatriotas. En las arengas se usaba exclusivamente el guaraní. Las canciones y los poemas hacían exaltación de nuestro idioma, y los periódicos que circulaban durante la guerra, se escribían en castellano y guaraní. Esta circunstancia les resultaba insoportable a los aliados, especialmente a los argentinos.
El Mcal. López, que hablaba con perfección el francés, el inglés y otros idiomas europeos, cuando debía dirigirse a su pueblo, prefería hacerlo en guaraní, y lo hacía fluidamente en dicho idioma, especialmente a su ejército en campaña. En su campamento de Paso Puku, dictó disposiciones específicas sobre el uso del guaraní, por razones estratégicas, durante la guerra. Incluso, en dicho campamento, se reunió el primer Congreso de Guaranistas en un intento de producir la segunda normatización de nuestra lengua nativa. Luis Camino y Juan Crisóstomo Centurión fueron los más destacados protagonistas de aquel evento. En esa época aparecieron los combativos periódicos bilingües guaraní-castellano Kavichu'i, Centinela, y Estrella.
La post-guerra de 1875 a 1870
Fue una época de intensa propaganda en contra del guaraní. Se ha desatado una persecución contra nuestro idioma en forma increíble. Explicamos brevemente este fenómeno.
Cuando los aliados (Brasil y Argentina) entraron en Asunción aún antes de la finalización de la guerra, impusieron un gobierno para el Paraguay, tal como tenían previsto en el Tratado de la Triple Alianza. Las circunstancias especiales que se vivían en la República en esos momentos, hicieron que se sucedieran hechos y conductas increíbles protagonizados por nuestros propios compatriotas. Una comisión paraguaya que gestionó ante los aliados la formación de un Gobierno Provisorio integrado por paraguayos, acepta el Tratado de la Triple Alianza hasta en sus cláusulas más denigrantes para nuestra nacionalidad; cláusulas atentatorias contra la dignidad de la República. (Véase Proceso a los Falsificadores de la HIstoria del Paraguay, de Atilio García Mellid, Tomo II, Ediciones Theoría, Buenos Aires, 1964).
El 15 de agosto de 1869, se instala el nuevo Gobierno paraguayo, aquel Triunvirato presidido por Cirilo Antonio Rivalora, en un pomposo acto en la Catedral, con oficio religioso a cargo del Vicario General Castrence argentino, José de Sevilla Vázquez. En ese acto público, se habló de "la necesidad de regenerar al pueblo paraguayo para promover su crecimiento de ahora en más", y que para esa tarea de regeneración, hay que decidirse a olvidar el nombre de Francisco Solano López, y desterrar por siempre el idioma guaraní, por ser, según decían, «una espantosa creación de la ignorancia y el retroceso». (Ver Atilio García Mellid, obra citada).
Así se sistematizó una prédica permanente contra todo lo que fuera característico de nuestra nacionalidad. Para ello se creó un periódico con el sugestivo nombre de "La Regeneración". Lo fundó Juan C. Decoud, exactamente el 1 de octubre de 1869, y la dirección del periódico dejó a cargo de su hijo, Juan José Decoud. En el primer número de ese periódico, bisemanario, se repetía esa frase que decía que el guaraní era una espantosa creación de la ignorancia y el retroceso, y que «esta lacra, así como el nombre de Francisco Solano López, hay que borrar de la mente de nuestros compatriotas para poder regenerar al pueblo todo».
Recojo y cito aquí una frase de Don Atilio García Mellid, gran escritor-historiador argentino, en su libro ya citado, porque creo que pinta tal cual sentimos ahora aquel fenómeno:
«En forma bien contundente se hacían visibles los sentimientos de odio hacia todas la formas de la espiritualidad nativa, irrumpiendo con ímpetu destructores en el otrora sagrado recinto de la raza guaraní».
Creo que aquella etapa de la vida paraguaya, una desgraciada etapa por cierto, dio origen a la disparidad de criterios que hasta hoy existe entre los paraguayos, respecto al guaraní, aunque cada vez en forma menos significativa. Es fácil entender que, como el guaraní es el más revante de todos los valores culturales que conforman nuestra identidad nacional, ha sido el más perseguido y vapuleado por la antiparaguayidad de entonces, y, lamentablemente, quedan aún hoy secuelas de aquellas persecuciones.
Desde esa época, las manifestaciones antiparaguayas se sucedían permanentemente, y con el correr de los años, se renovaba con versiones nuevas y originales, como este hecho: Más de 30 años después (en 1904), siendo Jefe de Policía de Asunción el Cnel. José C. Meza, dictó un edicto prohibiendo a todo el personal empleado y tropa de la policía, hablar en guaraní dentro de las dependencias policiales. Prohibía al mismo tiempo el uso del "poncho ñemonde" en la calle (para los varones), y del "cigarro poguasu" (para las mujeres). Seguía así vigente el plan de destruir todo lo típico de la sociedad paraguaya.
De allí viene la creencia de que el guaraní es un idioma de "indio", así... en forma peyorativa; la creencia de que el guaraní disminuye el estatus social; que hablar guaraní es bajeza. Todas estas creencias y otras similares, son lastres de las que no hemos podido aún desprendernos totalmente.
Durante la guerra del Chaco
La concurrencia de algunos factores hizo que poco a poco el guaraní fuera recuperando otra vez el terreno perdido, como consecuencia de la sistemática campaña de desprestigio contra él, así como contra otros valores tradicionales de nuestra cultura.
Parece mentira, pero otra desgraciada circunstancia bélica, esta vez la guerra con Bolivia, volvió a darnos la lección en el sentido de que nosotros los paraguayos no podemos ni debemos deshacernos de nuestro idioma autóctono. Las arengas en campaña volvían a hacerse en guaraní. Claves y mensajes se repetían en guaraní para despistar al enemigo, y para los momentos de solaz y esparcimiento, en los cañadones chaqueños, no había mejor instrumento que el idioma guaraní. Canciones típicas de inspiración folclórica, tales como "Che la Reina", "Rojas Silva rekávo", "13 Tujuti", "Retenpe pyhare" y otras, enardecían el ánimo del soldado paraguayo.
Nacionalización del idioma guaraní
Después de la trayectoria descrita a grandes rasgos, llegamos al 25 de agosto de 1967, fecha en que se sanciona una nueva Constitución Nacional, y el idioma guaraní por primera vez es reconocido como idioma nacional (Art. 5º) junto al castellano, y se habla en ella también de la necesidad de promover su difusión y su enseñanza (Art. 92º).
A partir de entonces, mucho se ha logrado. El más importante logro, tal vez como consecuencia de aquella disposición constitucional, es su inclusión en los planes de estudios del Ministerio de Educación y Culto, para la enseñanza del idioma en los tres primeros cursos del ciclo secundario, y la creación de la carrera de Licenciatura en Lengua Guaraní, en el Instituto Superior de Lenguas, dependiente de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción. En la Universidad Católica también el guaraní gana un espacio importante al crearse una cátedra de idioma guaraní en su Instituto Superior de Teología.
Oficialización
Es probable que la declaratoria de Idioma Nacional en la Constitución Nacional de 1967 y las disposiciones del Art. 92º de aquella carta magna hayan servido de trampolín para que nuestro idioma nativo diera el salto por mucho tiempo esperado: su oficialización en el país.
En efecto, en el año 1992 la Convención Nacional Constituyente resuelve incluir la disposición en la Constitución Nacional por la cual se declara al guaraní como idioma oficial de la República del Paraguay junto con el castellano (Art. 140º), y se dispuso la obligatoriedad de la enseñanza en lengua materna del educando y de instruirse asimismo en el conocimiento y el empleo de ambas lenguas oficiales de la República (Art. 77º).
Con la oficialización, se repara la discriminación que desde siempre sufrió el idioma guaraní frente al castellano, lo que significa que es totalmente legítimo peticionar a las autoridades nacionales, a partir de esa oficialización, para que se vayan dictando las disposiciones reglamentarias que aseguren la aplicación y observancia de esas disposiciones constitucionales relativas al idioma guaraní y a la enseñanza bilingüe en el país, para que el guaraní vaya ocupando efectivamente el lugar que le corresponde en el Paraguay como vehículo de comunicación social preferido y de hermandad entre los paraguayos.
Efectos de su oficialización
La oficialización del idioma guaraní ha sido concretado, como ya se indicó, a través de una disposición constitucional, y en consecuencia, la misma Convención Nacional Constituyente dispuso la traducción al guaraní del texto íntegro de la Constitución Nacional.
Como el proyecto de traducción ya había sido presentado a la Convención con anterioridad por el Centro Paraguayo de Investigación Lingüística (CEPAIL), éste recibió instrucciones de la Convención para que el Director del Proyecto de Traducción, Prof. Lino Trinidad Sanabria, tuviera otros colaboradores para la traducción, dado que el trabajo completo debía ejecutarse en un tiempo récord de 20 a 25 días, fueron incorporados a último momento los señores Dr. Dionisio Gauto y Félix de Guarania para trabajar con el Lic. Trinidad Sanabria, siempre como integrantes de CEPAIL.
Así dispuso una Resolución de la Presidencia de la Convención Nacional Constituyente, que nominó la Comisión de Expertos integrado por los tres miembros mencionados. Esto fue así porque debía jurarse la versión guaraní juntamente con la versión castellana exactamente el 20 de junio de 1992, fecha que concluía su tarea la Convención Nacional Constituyente.
Como la oficialización implica un derecho para todos los paraguayos de utilizar cualquiera de los dos idiomas en todos los actos de comunicación, porque a partir de ese acto jurídico, el guaraní estaba ubicado en paridad de condiciones con el castellano en todo el país, surge la necesidad de implementar y legislar sobre una serie de cuestiones lingüísticas, tales como:
Fijación o delineamiento de una política lingüística en el país;
Creación de un organismo técnico con facultades especiales, encargado de la aplicación de la política lingüística del país;
Implementación de la enseñanza bilingüe a través de la Reforma Educativa, de tal forma que se haga efectivo el conocimiento de ambas lenguas por todos los paraguayos sin discriminación de ninguna índole.
Creemos legítimo nuestro anhelo de una pronta creación de este organismo público, y establecer los lineamientos de una política lingüística que consulte nuestra realidad sociolingüística. Esto es indispensable, porque si vamos a hacer efectivas esas disposiciones constitucionales de que hemos hablado, y vamos a darle a todos los paraguayos la libertad de manifestarse en el idioma de su preferencai, se tendrá que disponer de materiales didácticos en guaraní así como existen en castellano, y esos materiales se deben elaborar en base a una política determinada previamente. Alguien debe elaborar y alguien debe supervisar la validez de dichos materiales.
Se tendrá que traducir al guaraní todo nuestro derecho positivo, la legislación de fondo (los códigos), las leyes en general no codificadas, los decretos del Poder ejecutivo y de los Gobiernos Derpartamentales, las Acordadas del Poder Jucidial, las Ordenanzas Municipales, los Edictos y las Resoluciones Administrativas. Alguien debe traducir esos documentos y alguien debe supeervisar esas traducciones. Las leyes que vaya sancionando el Parlamento Nacional y promulgando el Poder Ejecutivo, deben traducirce al guaraní.
Cómo se hace y quiénes serán los indicados para hacerlos, y quiénes supervisarán estos trabajos, son los interrogantes que deben tener respuestas en forma urgente. Solamente con la creación del organismo técnico con facultades especiales de que hacíamos referencia, y una política lingüística adecuada a nuestras necesidades, darán respuestas efectivas a los interrogantes que plantean estos quehaceres que se avecinan.
En cuanto a los efectos específicos en el Sistema Educativao Nacional, la oficialización ya tuvo sus efectos trascendentales, ya que desde el ciclo lectivo de 1994, el Ministerio de Educación y Culto inició la implementación efectiva de la enseñanza bilingüe bicultural en nuestro país, y esta enseñanza bilingüe --que contempla la circunstancia lingüística especial de cada grupo escolar-- permitirá superar nuestro bilingüismo incipiente y subordinado; hará que exista en el Paraguay, al cabo de unos años, un bilingüismo coordinado, que el idioma guaraní complete su normatización, que superemos nuestra incompetencia lingüística, y manejemos con fluidez tanto el castellano como el guaraní, para que el paraguayo no siga siendo un paria en su propia tierra.
Área de ubicación actual del guaraní
Al producirse aquí en América el fenómeno que se ha dado en llamar "la recomposición del mundo amerindio", cambió la conformación areal y cultural de las lenguas precolombinas, desde el punto de vista lingüístico, en esta parte del mundo.
Un acabado estudio de la situación actual de las lenguas precolombinas en América, nos permite distinguir las siguientes áreas:
a) Área de romanización completa: Es el área en que los países han perdido por completo las lenguas indígenas. Es el caso de Cuba, Haití, República Dominicana, y Uruguay.
b) Área de romanización parcial: Es el área en que se encuentran los países en los cuales se mantienen las lenguas indígenas como pequeños islotes. Es el caso de Chile, Argentina, Brasil, Guayanas, Nicaragua, Costa Rica, Martinica, El Salvador, y Panamá.
c) Área de grandes comunidades indígenas: Esta área se caracteriza por una gran dispersión de las lenguas aborígenes. Es el caso de Colombia –con más de 100 lenguas diferentes, pertenecientes a diversas familias lingüísticas–, Venezuela –con más de 40 lenguas–, y México –con más de 150 lenguas pertenecientes a las dos grandes familias lingüísticas: náhuatl y maya–.
d) Área de coexistencia de dos comunidades: En esta área coexisten dos comunidades opuestas social y culturalmente: la criolla y la indígena. Es el caso de Bolivia, Ecuador, Perú y Guatemala; este último con 25 lenguas aproximadamente.
e) Área Paraguay: El Paraguay es el único país en América Latina, cuya población, sin ser indígena, habla en su inmensa mayoría una lengua indígena: el guaraní. Es el único país de América que tiene redactada su propia Constitución Nacional en sus dos lenguas oficiales (guaraní y castellano), que cuenta con una profusa literatura en guaraní, y con carreras universitaras a nivel nacional de formación docente en lengua guaraní.
El guaraní prehispánico
El guaraní fue conformado por un conjunto de idiomas hablados en la región sudamericana. Eran éstos los Karió, Tovatî, Guarambaré, que fueron los que más rápido entraron en contacto con el castellano.
Otro conjunto de idiomas aborígenes estaba conformado por las lenguas del Guairá (Itatĩ, Tapé y Paranaguá). Este grupo es diferente al anterior, y tomó contacto con el castellano a través de los miembros de la Compañía de Jesús. El Tercer grupo es representado por los Ka'yĝua (Mbya). Es el grupo que menos contacto tuvo con el castellano. Son las tres variantes de la lengua guaraní precolombina o prehispánica.
Todos estos grupos, en su conjunto, en su interacción permanente, dieron origen al guaraní colonial, y éste a su vez, al guaraní paraguayo.
Hoy, el guaraní es la única lengua amerindia que llegó a un estatus de "Lengua Sudamericana" a partir de los valores de la ciencia lingüística, y se mantiene en esa privilegiada ubicación, camino a su normatización total y utilización plena como lengua moderna.
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